CUANDO EL ARTE SE CONVIERTE EN DELITO

La noticia que destacamos es de hace tiempo, pero creemos que el problemas sigue estando a la orden del día, un tipo de arte que aún ahora se cuestiona mucha gente: el arte urbano.

Resulta que en Barcelona se llevó a cabo una propuesta realmente interesante, vista la escasez de muros en los que poder pintar, se llegó a la solución de promover diversos proyectos que daban la oportunidad a graffiteros profesionales y amateur de redecorar pintando las persianas de diversos comercios que estuviesen de acuerdo con lo propuesto. De echo tuvo tan buena acogida que durante dos años la demanda de graffitis fue realmente numerosa.

No obstante, lo que todo era arte en la calle y oportunidad en grafiteros, se convirtió en un delito.

Si señor, con un par. De repente se llegó a imponer que todos los comerciantes de Barcelona serían multados si encargaban graffitis para sus persianas, llegando a tener que pagar hasta 600 euros que tendrán que repartirse entre artistas y propietarios….¿¿Cómo??

Dejando de lado, el hecho evidente, de que el propietario del establecimiento está pagando por un “trabajo” que se va ha llevar a cabo en un espacio privado, ¿Realmente puede considerarse esto tan grabe como para llegar a sancionar por ello?

No estamos hablando de pintadas que cuatro gilipollas hacen por las calles, molestando a ciudadanos o  buscando nada más marcar sus territorios. Sino que estamos hablando de murales, de trabajos realizados por gente , que sabe dibujar, que saben pintar y que sabe usar un aerosol, en definitiva, saben hacer un arte distinto.

No se que opináis vosotros pero personalmente, consideramos que muchos de estos “bándalos” (como algunos les suelen llamar) hacen mejor arte que otros que dejaron las calles para entrar en galerias.